Los 4 Rincones del pisazo con vistas que ha enseñado Raquel Bollo en Ven a cenar conmigo
Según los comensales, el menú de Raquel Bollo es caballo ganador, aunque los votos digan lo contrario. Seguimos el repaso por las mansiones, casoplones y áticos de los personajes del papel couché que cenan en el programa de Cuatro cada noche. Turno de la colaboradora de Telecinco.
Andalucía, Sevilla y el mar decoran el hogar de Raquel Bollo
La que fuese contertulia de Sálvame y concursante de Supervivientes en 2007 nos ha dejado entrar en su coqueto y acogedor pisito malagueño. Tras el palacio de alta alcurnia de Olivia Valère, la casa-museo de Ángel Garó o el chalet blanco nuclear de la cantante de los Gorilas, nos adentramos en las entrañas del hogar de la ex de Chiquetete. Pasen.
Turno de Raquel Bollo en @VenACenarTV Summer edition. Una cena con sabor andaluz #VenACenarBollo https://t.co/Uhnd85qemZ pic.twitter.com/2FH3IEMV9s
— mitele (@miteleonline) July 26, 2018
La que fuese colaboradora habitual del programa estrella de Telecinco se ha puesto el delantal para optar a los 3.000 euros de premio. Aunque la velada terminase de forma un tanto esperada, con la visita y actuación de su hijo Manuel Cortés, el menú y el pisito que nos tenía preparados fue una absoluta sorpresa.
Raquel Bollo recibió a sus invitados a la andaluza. Preparó un improvisado ‘tablao’ sevillano en guiño a la feria de abril, o a la de cualquier pueblo de Andalucía, y le puso jamoncito, queso, aceitunas y rebujito cordobés como piscolabis en una terraza con vistas a una preciosa Málaga vieja.
La cocina, sin puerta y con vistas al salón-comedor, recuerda a la cocina al uso de cualquier piso que tiene todo hijo de vecino, o de cualquier apartamento de verano.
Lo que está claro es que a Raquel bollo le apasiona la decoración vintage y de contraste de tendencias. Comieron delante de una escalera decorada con las típicas guirnaldas luminosas y al lado de un mueble de madera y chapa de taquilla que mezcla diferentes diseños.
La habitación es un homenaje al mundo marinero en el que se enclava la vivienda. La puerta que no tenía la cocina, la usa de cabecero, y la hoja de alguna ventana de la casa la descuelga para utilizarla de espejo, ¡Qué práctica!
